Sin dudas internet democratizó el conocimiento, a la vez que hizo más fácil la difusión de cualquier cosa. Y por cualquier cosa me refiero a CUALQUIER COSA.
En Facebook, los charlatanes encontraron un paraíso: la gente crédula no solo se cree sus chantadas y mentiras sino que en el más simple de los actos los difunde como virus por su red de contactos. Facebook hace que estemos a un clic de difundir basura.
La mayoría de las personas hacen esto convencidos de su buena obra: creen que al difundir eso “ayudarán a otros” o estarán mostrando aquello que “los “malvados poderosos” no quieren que se sepa“. Lo que no se percatan estas personas de buenas intenciones es que difundiendo esta basura pueden ocasionar un daño que es real: personas van a perder dinero, tiempo y salud por culpa de esa desinformación.
Comer tortas de barro
Solo como ejemplo, hace un tiempo me llegó una de estas chantadas, y debo reconocer con profunda tristeza que son cada día más habituales.
Se trataba de un tipo que recomendaba hacer “tortas” con barro. Daba recetas culinarias en base a barro, ya que según él tenía “proteínas y minerales” y cientos de propiedades fantásticas (agregue aquí las que quiera, nadie le reclamará ninguna explicación!).
El “genio” este había resuelto el hambre del mundo, una lástima que en África quienes mueren de hambre difícilmente usen Facebook. Para que se entienda, el tipo no estaba comentando la triste situación de los haitianos obligados a comer tortas de barro hechas de tierra, sal, aceite y agua… no no, el tipo estaba recomendando comer barro a personas con disponibilidad suficiente de alimento (tiempo para leer idioteces en facebook y pocas luces para creerlas!). En mi país a las “tortas de barro” se las conoce como ladrillos.
Lo que el charlatán este no decía era que el barro tenía la extraña propiedad de presentar sus proteínas en forma de bacterias y parásitos. Pero bue, es solo un detalle, después de todo nosotros comemos las gominolas en forma de ositos no?
Situación preocupante
A diario me cruzo con gente que en la más absoluta de las impunidades difunde información peligrosa.
A diario también, trato amablemente de comentar en esas publicaciones pidiendo un poco de cordura y explicando el riesgo para la salud de terceros.
A diario recibo las mismas respuestas: “para qué laboratorio trabajás?“, “hay conocimientos que las farmacéuticas no quiere que se sepa!“, “la medicina alopática no cura todo!“, “las medicinas complementarias funcionan“, “no podés ser tan cerrado, abrí un poco la cabeza” y un largo etc. de pseudoargumentos vacíos, repetidos, refutados y raramente analizados por quienes los esgrimen.
A diario me terminan bloqueando y eliminando mis comentarios…
Y lo realmente preocupante es que también a diario por cada comentario que yo pueda dejar argumentando, razonando, y tomándome mi tiempo, seguramente habrá mil personas apretando un botón y difundiendo la misma mierda irresponsable y peligrosa.