Ayer un estudiante de periodismo (Damián Balceda) me realizó una pequeña entrevista sobre las pseudomedicinas (y otros temas) y luego de concluida me pareció interesante compartir con ustedes las partes más relevantes sobre el tema.
Damián Balceda: -Sabemos que cómo profesional de medicina que sos, tenes un total rechazo hacia las pseudomedicinas. ¿Qué punto de comparación tienen las mismas si se las trasladara a otro campo?
Lisandro Carnielli: -Las pseudomedicinas, mal llamadas “medicinas alternativas o medicinas complementarias“, pretenden adquirir el status de conocimiento paralelo o alternativo y valedero, cuando no son más que postulados sin ningún tipo de contenido verificado como válido, ni siquiera contrastable ni compatible con el corpus del conocimiento científico actual. Incluso no cumplen con la más básico de los características que debiera tener un conocimiento médico: que funcione (sirva para mejorar la salud).
En ese sentido, las pseudomedicinas son comparables con el tarot, la astrología, o cualquier otra pseudociencia.
DB: -Las pseudomedicinas hace un tiempo estaban más asociadas a la cultural oriental, ¿por qué ahora han ganado terreno en la faz occidental?
LC: -Algunas, efectivamente tienen un origen oriental, pero no todas. Por ejemplo la homeopatía surgió en Alemania. Al margen del origen, las pseudomedicinas ganan terreno en la sociedad por varios motivos. Parte de la culpa lo tiene la medicina científica (o sea la medicina, la única que hay) ya que fue descuidando en gran medida la relación médico-paciente y en algunos casos hasta industrializado la práctica médica. Como “alternativa” a eso pretenden meterse estas pseudomedicinas ofreciendo sobre todo una buena relación con el paciente (que para ellos es un cliente). Esta especial atención al paciente/cliente es lo único real que pueden ofrecer: las pseudomedicinas no son más que psicoterapias que funcionan tranquilizando al paciente y haciéndolo sentir bien en base al efecto placebo.
Otra de las características que permiten la penetración en la sociedad es que siempre tienen alguna “respuesta” ante los problemas de los pacientes. Mientras un médico antes de emitir un diagnóstico debe estudiar al paciente, realizar diagnósticos diferenciales, proponer y descartar hipótesis todo ello consumiendo tiempo y dinero, por el contrario las pseudomedicinas hechan la culpa a un desequilibirio del chi o a un “bloqueo energético” y lo “solucionan” con un par de pases mágicos.
La gente busca respuestas y cuanto más rápidas mejor… sin importar demasiado cuán acertadas sean dichas respuestas.
DB: -¿Qué riegos corren aquellos que se someten a un “tratamiento” de este tipo?
LC: -Los riesgos son múltiples. Desde la pérdida de dinero, hasta la pérdida de salud. En medicina hay algo que se conoce como costo de oportunidad: no es lo mismo detectar una enfermedad (por ejemplo el cáncer) en sus etapas iniciales que hacerlo cuando la enfermedad está avanzada y tal vez las posibilidades de cura ya no existan (ver Caso Steve Jobs). El tiempo es vida, y las pseudomedicinas, prometiendo curas mágicas hacen perder el tiempo, y a veces la vida.
También está el riesgo que implica abandonar una terapia médica con resultados ciertos para probar la promesa de una pseudoterapia pseudoalternativa.
DB: -¿Algunas de estas particulares pseudociencias son más peligrosas que otras?
LC: -En general el riesgo directo de estas pseudomedicinas es bajo ya que en general no hacen nada sobre el cuerpo: el reiki son “pases mágicos” que no tocan el cuerpo y la homeopatía es solo agua azucarada sin ningún componente activo. Pero se podría decir que como regla general las pseudomedicinas más peligrosas serían las que más invasión causen en el cuerpo (acupuntura, quiropraxis, lavaje colónico, etc) y fundamentalmente aquellas que impliquen un abandono de las terapias médicas (homeopatía, antivacunas, negadores del HIV, etc).
Para ver casos puntuales del daño que causan, recomiendo el sitio: What’s the
harm (http://whatstheharm.net/)
DB: -¿Y qué sensación te provoca el ver que algunos colegas tuyos apoyen o
recomienden estos caminos?
LC: -Durante la formación de grado, el médico recibe muy poca formación en
pensamiento crítico y científico. Es una gran falencia del sistema actual. El médico aprende a leer y memorizar muchísima información, pero no aprende a cuestionar la misma. Esa es una puerta abierta a las charlatanerías pseudomédicas. El médico que apoya o peor aun, el que ejerce alguna de estas pseudomedicinas, lo que está haciendo es otra cosa diferente a la medicina. Es como un médico que se dedica a hacer tortas: no está ejerciendo la medicina sino la pastelería.
DB: -Tu charla en TEDxRosario2012 tuvo como eje los engaños que produce la mente humana, en ese apartado quería preguntarte si la mejoría que experimentan la mayoría de las personas antes de morir también forma parte de esos espejismos. ¿Existe una explicación racional para ese fenómeno o es una falacia que nos juega el cerebro?
LC: -Primero habría que cuestionar eso de que la “mayoría” experimenta esa supuesta mejoría. Los casos son muy pocos como para afirmar semejante cosa.
Hay muchas hipótesis para explicar esas “experiencias cercanas a la muerte“ (near death experiences) y las más aceptadas hablan de un fallo en el
procesamiento de la información debida a la hipoxia (caida en el nivel de
oxígeno) cerebral. (Es un tema sobre el cual hablaré en algún momento en este blog)
DB: -Virando más hacia al lado religioso, tampoco quiero dejar pasar esta
oportunidad para preguntarte, ¿cómo vive un ateo el papado de Francisco? ¿Se toma como algo completamente indiferente o te toca alguna fibra por el hecho de ser argentino?
LC: -Lo tomé con indiferencia, excepto por el hecho de que se está viviendo una
especie de religiosidad exaltada en la sociedad. Gente que nunca hablaba del
tema ahora es más papista que el papa. Pienso que un papa argentino o incluso uno sudamericano era lo peor que le podía pasar a sudamérica. Considero que retrocedimos 100 años en cuanto al progreso que se estuvo logrando muy lentamente por la separación del Estado y la Iglesia.
DB: -Por último y no menos importante, sos claramente de los hombres que tienen que ver para creer. Pero a lo largo de tu trayectoria como doctor, ¿nunca
presenciaste un “milagro” o algo que se le pareciera, lo cual no tuviera una
explicación científica?
LC: -Existen muchas situaciones que no tienen explicación científica, aun. Eso no los convierte en “milagros”. Los milagros, por definición, deben ser hechos que no puedan explicarse por las leyes naturales y estar en plena contradicción con las mismas. La gente ve “milagros” en todas partes, no porque existan sino porque desconocen la explicación del mecanismo de eso que sucede.
Reitero, que no haya una explicación, no significa que debamos abrazar lo sobrenatural. De hecho la historia está llena de sucesos antes considerados milagrosos y hoy perfectamente explicados. Lo que hoy llamamos milagro mañana podría ser explicado naturalmente.
Jamás vi un milagro, simplemente porque los milagros no existen.